miércoles, 6 de julio de 2011

EL ROMANTICISMO EUROPEO

A medida que el mundo ha ido progresando, también ha evolucionado la forma específica que tiene el hombre de interpretarse a sí mismo y al mundo que lo rodea, buscando una respuesta que de sentido a su existencia. El ser humano va concibiendo la literatura de manera diferente según sea el concepto que tenga de la realidad. Esto nos explica el hecho de que a principios del siglo XIX empiece a manifestarse una nueva forma de sensibilidad que se opone al pensamiento racionalista y normativo del neoclasicismo. La razón será destituida por la imaginación, se dará paso a la libertad creativa.
EL ROMANTICISMO.
Para los neoclásicos lo primordial fue la razón. Se admitía que la vida y la sociedad eran imperfectas, pero dentro de ellas el hombre debía alcanzar su perfección moral guiado por la razón. En cambio, la actitud moral y sentimental de los románticos es de insatisfacción ante la vida y el mundo. Se rebelan contra todo y aspiran a algo superior, sin saber siempre qué es. A esta situación e desencanto contribuye la pérdida de la fe en el papel rector de la razón. Adquieren gran importancia la imaginación y la sensibilidad personales. La imaginación permite al romántico evadirse de la realidad y tender hacia un mundo de ensueños, ideal e indeterminado. Un hermoso ideal, generalmente irrealizable. De ahí proviene la disociación entre lo ideal y lo real.
Don Juan Tenorio, protagonista del drama escrito por el español José Zorrilla, se rebela contra las normas morales y prejuicios sociales de la época:
“ Por donde quiera que fui,
la razón atropellé,
la vida escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí”
(Aquí se sintetiza el espíritu de rebeldía y de exaltación del yo.) 







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