miércoles, 6 de julio de 2011

ARTE Y LITERATURA ECUADOR SIGLO XIX

Fue uno de los últimos baluartes del periodo político español, y sólo quedó totalmente libre en 1822 a raíz de la batalla definitiva de Carabobo. Pese al ambiente de inquietud política, la ciudad de Quito continuó con su tradición artística, y por el empadronamiento de 1825 sabemos de la existencia de los siguientes pintores y escultores: Antonio Salas, Diego Benalcázar, José Olmos, Javier y Matías Navarrete, Mariano González, Antonio Vaca, Feliciano Villacreces, José Díaz, Mariano Flor, José Páez, Pedro Villagrán, José María Riofrío, Mariano Unda, Mariano Rodríguez, Javier Pazmiño, Agustín Vaca, Ignacio Mora, Joaquín Paz y Baltasar González. EL arte ecuatoriano del primer tercio del s. XIX siguió apegado a la tradición religiosa, aunque algunos artistas ensalzaron con sus pinceles los hechos gloriosos de la independencia y sus personajes políticos. La primera reacción oficial de vitalizar la tradición artística del país se debe al mismo S. Bolívar, que señaló una pensión vitalicia a Gaspar Sangurima, hijo de la ciudad de Cuenca; poco después se ordenó que se estableciese en esta ciudad, bajo la dirección de este artista, una Escuela de Pintura, Escultura, Arquitectura y Artes Mecánicas, cuyos estatutos se aprobaron el 20 oct. 1822. Fundación más importante fue, ya en 1852, la Escuela Democrática Miguel de Santiago, en Quito, con la misión de «cultivar el arte del dibujo».
      El artista más importante, que representa en el s. XIX el nexo con la tradición barroca, fue Antonio Salas, muerto en 1860, y al que se puede considerar como padre del movimiento artístico novecentista. Los impulsos renovadores empezaron a cobrar mayor fuerza a mediados de siglo. Precisamente en 1854 el Gobierno ecuatoriano envió a Europa a Rafael Salas y a Luis Cadena.
El mayor fruto de la Escuela Miguel de Santiago fue la figura de Juan Manosalvas (18401906), al que se considera como un genio del arte nacional ecuatoriano; estudió en Roma y se dejó influir por el arte de M. Fortuny (v.) como acuarelista. Seguidor de Manosalvas fue Joaquín Pinto, cuya obra más conocida es el Dies Irae, y el último exponente de la pintura en Quito fue Antonio Salguero (1864-1920). Fuera de la capital hay que mencionar al guayaquileño Alfonso Medina, que trabajó buena parte de su vida en Roma, especializándose en paisaje; otro paisajista fue Rafael Troya, fundador de la Escuela de Pintura en Ibarra.
      La escultura del s. XIX tuvo menos representantes, pero hay que recordar a Ignacio Benalcázar, Severo Carrión (autor de la famosa estatua de la justicia en la escalera principal del Palacio de Gobierno), Manuel Vaca Ribas y el cuencano Miguel Vélez, considerado como el mejor escultor ecuatoriano después de Caspicara.

2 comentarios:

  1. Hay un error en el inicio del articulo. La Real Audiencia de Quito, hoy Ecuador, se independizo de España en la batalla de Pichincha al mando del general Antonio Jose de Sucre, el 24 de mayo de 1822. La batalla de Carabobo que tuvo lugar en junio de 1821 dio libertad a Venezuela y estuvo dirigida por el Libertador Simon Bolivar.

    ResponderEliminar